Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Reyes 17, 2-29

2 Hizo el mal a los ojos de Yahveh, aunque no como los reyes de
Israel que le precedieron.

3 Salmanasar, rey de Asiria, subió contra Oseas; Oseas se le sometió y
le pagó tributo.

4 Pero el rey de Asiria descubrió que Oseas conspiraba, pues había
enviado mensajeros a So, rey de Egipto, y no pagó tributo al rey de Asiria,
como lo venía haciendo cada año; el rey de Asiria lo detuvo y lo encadenó
en la cárcel.

5 El rey de Asiria subió por toda la tierra, llegó a Samaría y la asedió
durante tres años.


6 El año noveno de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaría y deportó a
los israelitas a Asiria; los estableció en Jalaj, en el Jabor, río de Gozán, y
en
las ciudades de los medos.

7 Esto sucedió porque los israelitas habían pecado contra Yahveh su
Dios, que los había hecho subir de la tierra de Egipto, de bajo la mano de
Faraón, rey de Egipto, y habían reverenciado a otros dioses,

8 siguiendo las costumbres de las naciones que Yahveh había arrojado
delante de ellos.

9 Los israelitas maquinaron acciones no rectas contra Yahveh su Dios,
se edificaron altos en todas las ciudades, desde las torres de guardia hasta
las ciudades fortificadas.

10 Se alzaron estelas y cipos sobre toda colina elevada y bajo todo
árbol frondoso,

11 y quemaron allí, sobre todos los altos, incienso, como las naciones
que Yahveh había expulsado de delante de ellos, y cometieron maldades,
que irritaban a Yahveh.

12 Sirvieron a los ídolos acerca de los que Yahveh les había dicho:

«No haréis tal cosa.»

13 Yahveh advertía a Israel y Judá por boca de todos los profetas y de
todos los videntes diciendo: «Volveos de vuestros malos caminos y guardad
mis mandamientos y mis preceptos conforme a la Ley que ordené a
vuestros padres y que les envié por mano de mis siervos los profetas.»

14 Pero ellos no escucharon y endurecieron sus cervices como la
cerviz de sus padres, que no creyeron en Yahveh su Dios.

15 Despreciaron sus decretos y la alianza que hizo con sus padres y las
advertencias que les hizo, caminando en pos de vanidades, haciéndose ellos
mismos vanidad, en pos de las naciones que les rodeaban, acerca de las que
Yahveh les había ordenado: «No haréis como ellas.»

16 Abandonaron todos los mandamientos de Yahveh su Dios, y se
hicieron ídolos fundidos, los dos becerros; se hicieron cipos y se postraron
ante todo el ejército de los cielos y dieron culto a Baal.

17 Hicieron pasar a sus hijos y a sus hijas por el fuego, practicaron la
adivinación y los augurios, y se prestaron a hacer lo malo a los
ojos de
Yahveh, provocando su cólera.

18 Yahveh se airó en gran manera contra Israel y los apartó de su
rostro, quedando solamente la tribu de Judá.

19 Tampoco Judá guardó los mandamientos de Yahveh su Dios y
siguió las costumbres que practicó Israel.

20 Rechazó Yahveh el linaje de Israel, los humilló y los entregó en
mano de saqueadores, hasta que los arrojó de su presencia;

21 pues como había arrancado a Israel de la casa de David y ellos se
habían elegido rey a Jeroboam, hijo de Nebat, Jeroboam alejó a Israel del
seguimiento de Yahveh, haciéndoles cometer un gran pecado.

22 Cometieron los israelitas todos los pecados que hizo Jeroboam, y
no se apartaron de ellos,


23 hasta que Yahveh apartó a Israel de su presencia, como había
anunciado por medio de todos sus siervos los profetas; deportó a Israel de
su tierra a Asiria, hasta el día de hoy.

24 El rey de Asiria hizo venir gentes de Babilonia, de Kutá, de Avvá,
de Jamat y de Sefarváyim y los estableció en las ciudades de
Samaría en
lugar de los israelitas; ellos ocuparon Samaría y se establecieron en
sus
ciudades.

25 Sucedió que, cuando comenzaron a establecerse allí, no veneraban
a Yahveh, y Yahveh envió contra ellos leones que mataron a muchos.

26 Entonces dijeron al rey de Asiria: «Las gentes que has hecho
deportar para establecerlas en las ciudades de Samaría no conocen el culto
del dios de la tierra, y ha enviado contra ellos leones que los matan, porque
ellos no conocen el culto del dios de la tierra.»

27 El rey de Asiria dio esta orden: «Haced partir allá a uno de
los
sacerdotes que deporté de allí; que vaya y habite allí y les enseñe el culto
del dios de la tierra.»

28 Vino entonces uno de los sacerdotes deportados de Samaría, se
estableció en Betel y les enseñó cómo debían reverenciar a Yahveh.

29 Pero cada nación se hizo sus dioses y los pusieron en los templos
de los altos que habían hecho los samaritanos, cada nación en las ciudades
que habitaba.